CARNE DE CAÑÓN de Aroha Travé

¡El Víbora ha vuelto y se llama Aroha Travé!

Portada de Carne de cañón de Aroha Travé

En mi empeño por descubrir la obra de autoras, hoy quiero hablar de este pedazo tebeo al que le llevo siguiendo la pista desde hace tiempo, pero por fin se han alineado los astros y he podido hacerme con él, pues tiene todos los ingredientes para que me guste: Underground nacional, infancia noventera y sobre todo, que habla del barrio sin tapujos tal y como era El VÍBORA, un espíritu crítico y rompedor que era sincera y real.

Aroha pisa fuerte con esta obra que también se nutre de su experiencia en los fanzines y la autoedición, tanto por la forma como por el contenido en sí mismo, pues la forma de contar la historia es directa, al igual que los personajes a la hora de expresarse y el contenido es crudo y franco sin necesidad de esconderse. En definitiva, ¡Vaya descubrimiento!

Pudo pasar en tu barrio

El Kilian, la Yanira y el Jose podían ser tus vecinos o incluso tus hermanos. Al leer esta historia que se desarrolla de forma natural unos acontecimientos duros y crueles, como es el problema de las drogas y la sobredosis, así como otras situaciones igual de duras y reales.

Parece ambientada en una época de finales de los noventa, principios de los dosmiles, sobre todo por las referencias que usa la autora, pero la tecnología cotidiana que usan los personajes nos da a entender que es un comic mucho más contemporáneo. Vemos smartphones cruzándose con canciones clásicas de la España cañí, así como influencias en los clásicos del cine quinqui. Es una mezcla curiosa, cuanto menos, pues hace que esta obra sea atemporal de algún modo, ya que Aroha ha querido meter en su obra cosas con las que ha crecido, para convertirse en algo personal mucho más actual de lo que parece.

La historia empieza con Kilian, el hermano de Yanira y Jose, reventándose la cabeza con el pico de la mesa mientras se montaban su película, menos el Jose que estaba con su Casiotone. Eso nos lleva a descubrir una serie de personajes perfectamente reconocibles en unas pocas viñetas, algo nada fácil, pero que Aroha con ese tono tan sincero consigue con naturalidad mostrarnos escenas que se van desarrollando de manera muy fluida y natural: Visitas a una fábrica con yonqui medio muerto incluido, historias de fantasmas con abusos infantiles incluidos y muchas situaciones tan aterradoras como cotidianas. Es triste haber normalizado y asumido situaciones tan oscuras y jodidas como estas.

Sinceridad ante todo

A la hora de contar una historia tienes que ser honesto antes siquiera de enfrentarte al dibujo, por eso tu actitud y la forma de enfocar tu obra tiene que ir en esa dirección si quieres que conecte con la persona que lo está leyendo y le haga recordar momentos de su vida. Aunque el comic vaya de un tío en calzoncillos reventando marcianitos.

Por lo que he podido leer por mano de Aroha le ha costado sacarlo adelante, pues es una obra bastante larga para ser su primer trabajo publicado, pero a la hora de leerlo no te das cuenta de eso. Es una autora que quiere contar su historia, con trazos autobiográficos y mezclarlo con cosas que le molaban como la ya mencionada El Víbora, Vault of Horror, así como temas clásicos de nuestra época y grupos de rock internacionales.

Te olvidas de que es su debut cuando el fluir de la historia y el manejo de la narrativa. Va guiándote por las situaciones que están viviendo los protagonistas de una manera muy clara mediante una rejilla de 2 viñetas por página, algo que le permite, por un lado, desarrollar el dibujo tan lleno de detalles en cada viñeta y por otra conseguir una lectura mucho más ágil y fresca necesaria para esta obra.

Lo pequeño destaca

A primera vista llama la atención lo pequeño del formato, pues para un dibujo tan recargado se suele emplear un tamaño estándar para este tipo de obras. Pero puede hablar con Emilio, editor de La Cúpula, y me dio la clave: El formato pequeño llama más la atención. Por lo general, estamos acostumbrados a la estandarización en todo, más en cuanto a productos culturales se refiere.

Por eso, un formato diferente va a destacar frente al resto de obras de una librería especializada. Y eso es algo que no había pensado hasta que hable con él, ya que yo me esperaba un formato cartoné estándar para poder disfrutar con todo detalle del dibujo tan expresivo que consigue con los rotus y claramente me alegra decir que me equivocaba.

Al ser 2 viñetas por página, el formato permite disfrutar perfectamente de cada trazo y en ningún momento se ve empastado. Encima, como comentaba antes, hace que sea una lectura mucho más ágil que si fuese editado con otras características, pues al final no dejan de ser historias cortas de barrio que quieres escuchar cada cierto tiempo.

Sin perder NUNCA la mala baba

Un tren en marcha

Aroha es una persona que no para de crear y colaborar en proyectos únicos sin dejar de lado los fanzines, pues de ahí viene su alma. Junto con otra gran autora como es Rosa Codina han sacado Pus Comix, en el que además de sacar un fanzine juntas, han hecho realidad uno de los mejores tebeos meta de la historia: Los Sumo Cops y otras macarradas igual de necesarias. Mientras los edita en papel, se ha hecho un Patreon con el que apoyar a la creadora regularmente mientras sube las páginas de manera periódica de Lila.

Además de eso ha colaborado con uno de los mejores humoristas de este país: Ignatius Farray, desarrollando un comic para su último libro: El bicho que se devora a sí mismo, en el que habla de como es ser uno de los humoristas más arriesgados de este país. 2 personas únicas que cuando se juntan consiguen algo que necesitas en tu vida.

Y todo este trabajo se ha visto recompensado por los merecidísimos premios en números Salones como el de Barcelona y Tenerife, así como el premio de la crítica cosa que no sorprende una vez has leído su obra. Deseando leer su nuevo tebeo gordo.

Entrada

Carne de Cañón. 2019. Rústica. 12×18,4 cm. 228 páginas. Blanco y negro. 13,5 euros. La Cúpula.

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